¿Emociones difíciles? Sal de tu cabeza y baja al cuerpo

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Por hábito o condicionamiento, muchas veces que me siento mal tengo tendencia a racionalizar e intentar entender intelectualmente lo que me pasa.

Me pongo a leer y me atiborro de palabras. Me lleno de libros pero no me veo a mí mismo.

Desde hace un tiempo practico un ejercicio que me es útil para lidiar con la ansiedad y que consiste en algo muy sencillo: salir de la cabeza y bajar al cuerpo.

Cuando siento que algo me está alterando y no tengo ni idea de lo que es en lugar de tratar (forzar) el comprenderlo intelectualmente, medito.

Me siento en una silla de forma erguida, pero no demasiado erguida, respiro hondo dos o tres veces seguidas para aterrizar en el momento presente, y voy permitiendo que mi respiración siga su ritmo natural.

A partir de ahí voy centrando mi atención en SENTIR las sensaciones de la respiración.

Cada vez que me voy a la cabeza y me doy cuenta de que me he ido, me digo suavemente en voz baja “ido”, y vuelvo a las sensaciones de la respiración en mi cuerpo (sensaciones en la nariz, pecho o tripa).

Una vez que me siento más calmado y centrado en el cuerpo entonces es lanzo esta pregunta:

¿Qué estoy sintiendo? 

Con el tiempo, llevo 4 años sentándome a meditar a diario, he observado que una forma de hacerlo que me funciona es “lanzar la pregunta al cuerpo” y esperar a ver qué siento. Como si esperara a ver qué dice mi cuerpo.

Hay que tener paciencia porque el cambio comienza con pequeños movimientos, no con órdenes. Cuanto más te sientas a meditar, más sientes tu cuerpo y más emociones registras.

Lo importante, que se dice fácil, es practicar y desapegarse del resultado.

La otra pregunta que hago para poder indagar en lo que estoy sintiendo es:

¿Cómo estoy recibiendo lo que siento? ¿Cuál es mi actitud?¿Existe equilibrio o por el contrario reactividad?

La respuesta puede que la escuches en tu cuerpo: ¿Sientes sensaciones de agrado, de desagrado o sensaciones neutras? Si son sensaciones desagradables, ¿puedes permanecer conectado a esas sensaciones?

Fijarte en si puedes estar con lo que estás sintiendo es fundamental para no quemarte y poder progresar.

Si las sensaciones son muy fuertes o desagradables quizá es síntoma de que tienes que probar otra estrategia (como meditar sobre los sonidos o llevar la atención a las manos y respirar con el abdomen?

Piensa que si llevas poco tiempo meditando sobre tus emociones, lo normal cuando sientes emociones desagradables es que experimentes algún tipo de reactividad en la mente (querer que desaparezcan por ejemplo o entrar en tu patrón reactivo habitual).

Ve poco a poco. 

Uno de los problemas más habituales cuando quieres meditar sobre tus emociones en el día a día, y convertirlo en hábito, es acordarse de practicar.

Algo que me resulta de gran ayuda para acordarme de hacerlo es pensar y escribir en un papel cuál es mi intención.

La intención es el para qué practicas, tu aspiración más genuina.

Puede ser algo muy mundano o algo más general.

Como en este caso queremos meditar sobre las emociones, la intención podría ser algo así:

Que permanezca conectado a mi cuerpo y de espacio a mis sensaciones y emociones.

La frase es una especie de “ancla” para acordarte de “aló Álvaro!,… baja al cuerpo y mira que estás sintiendo en este momento“.

Mantén el papel con la frase a la vista, pegado en la nevera, en la ofi, en tu cartera, para que te recuerde tomar conciencia del momento presente (mindfulness) y puedas ir al cuerpo y sentir las sensaciones y emociones que estés experimentando en tu ese momento.

Así poco a poco, sin forzarte, irás entrenando hasta ir creando el nuevo hábito.

Si quieres ser capaz de reconocer tus emociones desagradables (esto también sirve para las emociones agradables o neutras) y poder empezar a investigar si tu manera de actuar o desenvolverte cuando te sientes así es acorde con lo que necesitas, con lo que valoras y con lo que aspiras, o no, has de abrir la puerta a esas emociones y darles la bienvenida a tu casa.

No puedes investigar algo que no ves. Y para poder verlo has de abrirte a la posibilidad de aceptarlo (sobre todo si tu tendencia hasta ahora, por hábito o condicionamiento, era rechazarlo de algún modo).

A medida que des más espacio a tus sensaciones y emociones desagradables en el momento presente, la resistencia se suaviza y la energía de una emoción puede recorrer el cuerpo de manera más libre, como si fuese una ola que explota contra la orilla.

Cuando la ola regresa al mar es más fácil ver la arena.

Meditar con las emociones como ancla es uno de los pasos fundamentales para empezar a desarrollar tu agilidad emocional que no es nada más y nada menos que soltar energías tóxicas, limpiar y volver antes a tu centro para no quedarte tirado como una colilla cada vez que “te sientas mal”.

Si las emociones son intensas o desagradables, acuérdate de hacer respiración abdominal (in-ex por la nariz fijándote más en la exhalación para activar el sistema de relación natural del cuerpo).

Suena un poco paradójico lo que voy a decir pero con el tiempo te vas dando cuenta de que las emociones difíciles son como un virus. Aunque eres tú el que las sientes, en realidad no te pertenecen, no son tú (insisto que con práctica y paciencia).

Tú eres mucho más que tus emociones.

Como la experiencia momento a momento suele ser más caótica conviene tener algún método o estrategia que te guíe como el que te propongo. Si consideras que puede ser algo para ti, te invito a probarlo por ti mismo-a y ver cómo te va.

Recuerda que anotar tu intención en un papel para acordarte de bajar al cuerpo es muy útil porque las palabras te  mantienen conectado con tu motivación-aspiración (muy útil cuando te sales por la tangente y vuelves a la cabeza).

Resumiendo, lo más importante para que la relación con tus emociones desagradables empiece a cambiar es que te permitas sentirlas.

Sentirte triste, ansioso, frustrado, avergonzado, impotente, o lo que sea que estés sintiendo en este momento.

Reclama tu derecho a sentir porque sentir es una parte fundamental de nuestra experiencia humana compartida. Sentir es lo que nos hace humanos.

Así que por favor, sal de tu cabeza y baja al cuerpo.

Ahora que termina el verano es buen momento para empezar a tomar mayor conciencia de tus emociones.

Reconocerlas y aceptarlas es el primer paso para poder investigarlas y dejar de identificarse con ellas.

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filmatu

Me encanta escuchar, aprender y compartir. Enseñó a crear vídeos y relatos audiovisuales sencillos con smartphones a profesionales. Transmite el valor de tu idea, servicio o proyecto con vídeo, logra más apoyos y/o acelera tus ventas. Talleres presenciales y online.
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2 respuestas para “¿Emociones difíciles? Sal de tu cabeza y baja al cuerpo”

  1. Itziar -

    Me encanta, Álvaro. Es súper importante parar y aprender a escucharse a uno mismo. Es valiente querer mirar hacia adentro y forzarse a uno mismo a parar, porque si no, el universo se encargará de bloquearte el paso.
    Si las convertimos en amigas, las emociones son las maestras por excelencia de la evolución.
    Muxus!

    Responder
  2. filmatu -

    Gracias por pasarte y comentar Itzi!

    Al leerte me ha acordado del concepto de “granularidad emocional” descrito en su día por la psicóloga Lisa Feldman Barrett.

    Lisa comprobó que las personas con un vocabulario emocional más amplio tenían mayor facilidad para catalogar e incluso moldear lo que sentían gracias a su rico vocabulario.

    Es como si en lugar de utilizar 7 palabras para los 7 colores del arcoiris, tuvieran más vocabulario con el que dar nombre a los matices de cada color y así enriquecer su experiencia. Lisa recomienda leer novelas en las que se hable de sentimientos! (algo a lo que poco a poco me voy aficionando).

    Esto viene al hilo porque de palabras y emociones sabes tú mucho y cada vez que te leo por las redes aprendo de mi propia experiencia emocional a través de tus palabras y granularidad emocional así que eskerrik asko!

    Un muxu!

    Responder

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